23 de febrero de 2014

La cocina de los domingos

No sé si os ha pasado alguna vez entrar en una vivienda de algún des/conocido y sorprenderos al instante. Me cuesta entender porqué en algunas casas de pueblito (me refiero a pueblos y pedanías de la Región de Murcia que seguro se puede extender) existían dos cocinas y dos salones;  la de uso de diario y la de los domingos. ¡Qué derroche de espacio y qué absurdo me parecía!, lo sigo pensando.
Un día escuché una conversación por la calle que me hizo volver a revivir esto:
Fulanita: Cuanto tiempo sin verte, ¿qué es de tu vida?
Menganita: Pues mira muy bien, mi hija se ha casado, se ha hecho un chalet  y va a ser madre el próximo invierno.
Fulanita: ¡Ohh cuánto me alegro!
Menganita: Y se ha hecho una casa enorme con dos plantas y un sótano hermosísimo, lo tiene muy apañado y hacen vida en él.
¡Pude ver mi cara de poker reflejada en un escaparate!…Unos minutos después iba recitando en mi interior estas palabras: chalet, enorme, con dos plantas, sótano hermosísimo, hacen vida en él...
Aún en la actualidad, con lo caro que cuestan los metros cuadrados espaciales, me sigue extrañando ver el uso y funcionamiento de algunas viviendas, si bien es cierto que los moradores de esos espacios también tengan una vida anclada en el pasado o en la absurda tradición. Hacer vida en un sótano con menos luz teniendo otras zonas de la casa más habitables y aprovechables me cuesta creerlo. Y todo por no “ensuciar” porque no encuentro otra explicación lógica.
 
Y me pregunto, ¿no es mejor poseer de menor espacio pero que éste esté totalmente aprovechado y rentabilizado y con las mejores condiciones de luz y ventilación posibles?
Aunque pensándolo bien es verdad que una casa necesita mucho mantenimiento y dedicación y empatizando con las amas de casa, de antes, con una familia muy numerosa y que les era impensable poder salir de casa a festejar los días de guardar, puedo imaginarme que era lógico que reservaran un espacio solo para esos días. No lo comparto pero me pongo en situación, sin llegar a entender que siga dándose  hoy en día y menos con  la que está cayendo.

Comparto esta archiconocida imagen de esta cocina-salón de una casa para un matrimonio sin hijos en los años 60 en Estados Unidos, Case Study Nº21 de Pierre koening, del que me declaro absolutamente  fan.
 
 
  ¡Feliz Domingo soleado!

Pd:Y si podéis ir de picnic en Domingo para no ensuciar mucho la cocina que hoy solo contamos con una!

18 de febrero de 2014

La casa

La casa es el lugar geométrico del espacio donde se relaciona, se descansa, se come, se duerme, se crece, se nace, se envejece, se convive, se ama, se celebra, se reune, se disfruta y un sinfín  más de acciones cotidianas y no tan cotidianas que en ella ocurren….
Es por ello que la casa debería ir cambiando y adaptándose conforme las personas que lo habitan van cambiando sus necesidades vitales, eso es de sentido común. Hoy en día no es raro pensar que se trabaje en casa, que la casa tenga distintos usos en función de los días; sobre todo cuando se trata de padres separados que reciben a sus hijos cuando “les toca”, que se haga la compra sin salir de ella, ir de shopping  y si me apuras hasta tomarte un café/cerveza  con amigos cada uno sentado en su sofá. La red nos ha permitido todo esto y mucho más, pero es cierto que hemos perdido muchas cosas, que a mi entender, hacían que el  mundo fuese más real y vivo. Cuando le contemos a nuestros nietos que existía algo de papel/metal que servía para pagar, que una persona te traía el correo a casa y que los teléfonos tenían un cable rizado en espiral y que había uno por casa, los chiquitos van a alucinar. Pensarán que estamos locos  y con razón!!!

baldosa hidráulica cartabón rojo, una joya
Al día de hoy, mi familia y  yo, estamos inmersos en la reforma de una casa  y no una casa cualquiera, si no la casa de mi abuela Mónica. Un espacio con mucho encanto y muchas historias detrás. Al mismo tiempo que me ilusiona ir día a día viendo cómo evoluciona me da un “no sé qué” pensar en lo que estamos haciendo. Justo lo que hablaba antes, adaptar la casa a las nuevas necesidades, las de mis padres, las mías  y mi  family particular y las mi hermano con su inminente familia numerosa.
Ayer estuve allí y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. Sólo hacía que pensar en que si mi abuela viviera, se llevaría las manos a la cabeza, pero hubo algo que me tranquilizó. Mi padre, el primogénito de mi querida abuela, al verme cabizbaja y melancólica me comentó: no te preocupes a la abuela le encantaban las obras. Pronto subí la cabeza y dije ¿las obras?  Y mi padre respondió: si sí, a la abuela le gustaba que todo estuviera en su sitio y bien acabado. Entonces me dejas más tranquila, afirme yo. Seguro que está siguiendo la obra con el mismo entusiasmo que yo donde quiera que esté.

Hoy toca elegir el pavimento, difícil tarea la mía, sobretodo porque cuando uno se hace la reforma para sí mismo cuesta un poquito más...(Proyectar para otros parece que estamos más acostumbrados y lo veo claro antes). Como la casa va a cambiar bastante en su uso, disfrute, incluso en distribución por lo menos a través de los acabados quiero imprimirle un carácter remember de lo que allí se vivió. Existía un suelo de baldosa hidráulica a modo de cartabón rojo que quería recuperar pero al intentar levantarlo se han roto muchas piezas por lo que no me queda otra que sustituirlo muy a mi pesar. Lo cierto es que hoy en día hay muchas versiones de lo vintage y he encontrado una baldosas que van a hacer su papel: recordarme al pasado, a mi abuela, y a lo que allí he vivido intensamente con anterioridad.

Abuelita espero que te guste!





13 de febrero de 2014

Soy punkrocker

Hace justo 5 años que todo cambió en mi vida. Nunca pensé que aquellas primeras palabras que en principio no me hacían nada de gracia iban a marcarme tanto y fuesen el detonante de que algo nuevo ocurriría.


Regalo de una amiga muy graciosa a nuestro pequeño rubiales

Ese día era 14 de Febrero, sábado, lo recuerdo perfectamente incluso hasta la ropa que ese día vestía. Una amiga me había invitado a un concierto en una terraza con vistas a la catedral. Era un día soleado de invierno a la hora del aperitivo, momento que más nos gusta a los murcianos. Fue llegar y allí estaba él con su sonrisa picaresca, su inteligente humor y su cerveza siempre en la mano. ¡Qué felicidad desprendía! Nada más entrar se acercó para recibirme y saludar, como si él también hubiese intuido que alguien le cambiaria su vida.
Yo no me fijé en él, pero él si se fijó en mí, quizás porque yo llevaba una camisa especial,” la camisa decimonónica” la cual aún conservo, sigiloso se acercó a mí para ofrecerme algo de beber y así de repente soltó: Hola yo soy punckroker ¿y tú?...creo que lo miré con ojos de “que se lleven a este pesado de aquí"…Acto seguido, repasando de nuevo mi famosa camisa, se atrevió a decir otras palabras que no se quedan cortas a las anteriores: ¿tú vas así a comprar el pan?... Aquello fue memorable!!! Yo no tenía muchas ganas de darle mucha conversación pero después de semejante introducción al menos se merecía intercambiar unas impresiones, creo que hablamos de diseño, de viajes, de salir… pero ahí quedó sin más. Ese día disfruté mucho del sol, de la música, de los amigos, de la cerveza, de las vistas a la catedral desde una perspectiva hasta entonces desconocida para mí.
 
Al cabo de unos días recibo una llamada de parte de ese chico que había conocido aquel día de San Valentín en una terraza. Mi número de teléfono yo no se lo había dado, ya procuró él conseguirlo a través de una amiga. Ni siquiera recordaba cómo era ni de qué habíamos hablado pero me propuso quedar  y solo por el hecho de las molestias que se había tomado para localizarme le dije que sí. Otra vez para asombro mío me hizo una oferta que no podía rechazar: ¿quedamos este miércoles y hacemos un plan gracioso?...Y pensé, ¿plan gracioso?¿tengo algo que perder?¿no es mi tipo, pero, por qué no conocerlo? ¡quiero conocer gente nueva!...y no lo dudé…
 
Así fue como comenzó una historia de amor, la mía, la nuestra. Ahora este chico y yo tenemos un pequeño rubiales entre nuestros brazos.

10 de febrero de 2014

Historias que cuentan historias

Ayer fue mi cumpleaños, cifra redonda por cierto. Hoy estoy un tanto emocionada, recordar el día de ayer leyendo todas las felicitaciones me ha hecho pasar un rato bueno aderezado con las risas y primeras sílabas de mi pequeño. Esto de ir cumpliendo años te va dando una perspectiva que antes era impensable y máxime cuando tu vida da un giro no sólo en lo personal sino en lo laboral, nada que no sea superado con cariño, amor y nuevas energías para vivir lo nuevo.
 

 
Este año se han cerrado muchas puertas pero espero ir abriendo grandes ventanas (de pensarlo me recorren mariposillas por el estómago, parecidas a cuando empiezas a pelar la pava o el bebé comienza a dar pataditas en tu pancita).Espero que este sentimiento que me recorre no me abandone y me ayude a seguir navegando en este mar de pirañas y tiburones a modo de dulce sirenita.

A toda esta sensación que me embriaga he de añadir que haciendo un repaso de los premios Goya y ver que la peli que ha ganado cuenta una preciosa historia de un profesor de inglés, creo que es el momento de dejarse de tonterías y escuchar las historias que nos ofrecen los mayores y no tan mayores, estos grandes sabios de los que podemos aprender mucho, mucho más que estudiando horas y horas. Todos tenemos, al menos, una historia bonita que contar y si nos pusiéramos una tarde a contar historias no acabaríamos nunca. Por lo que invito a que se cuenten historias, nuestras historias, de las que ya no están, de las que están por venir y todo nos irá mejor!!!

Un día contaré una preciosa historia de mi abuelita, de la que orgullosamente comparto nombre y que en este balcón hemos pasado grandes momentos y nos ha contado numerosas y preciosas historias.