Es por ello que la casa debería ir cambiando y adaptándose conforme
las personas que lo habitan van cambiando sus necesidades vitales, eso es de
sentido común. Hoy en día no es raro pensar que se trabaje en casa, que la casa
tenga distintos usos en función de los días; sobre todo cuando se trata de
padres separados que reciben a sus hijos cuando “les toca”, que se haga la
compra sin salir de ella, ir de shopping y si me apuras hasta tomarte un café/cerveza con amigos cada uno sentado en su sofá. La red
nos ha permitido todo esto y mucho más, pero es cierto que hemos perdido muchas
cosas, que a mi entender, hacían que el mundo fuese más real y vivo. Cuando le
contemos a nuestros nietos que existía algo de papel/metal que servía para
pagar, que una persona te traía el correo a casa y que los teléfonos tenían un
cable rizado en espiral y que había uno por casa, los chiquitos van a alucinar.
Pensarán que estamos locos y con
razón!!!
baldosa hidráulica cartabón rojo, una joya |
Ayer estuve allí y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. Sólo hacía que pensar en que si mi abuela viviera, se llevaría las manos a la cabeza, pero hubo algo que me tranquilizó. Mi padre, el primogénito de mi querida abuela, al verme cabizbaja y melancólica me comentó: no te preocupes a la abuela le encantaban las obras. Pronto subí la cabeza y dije ¿las obras? Y mi padre respondió: si sí, a la abuela le gustaba que todo estuviera en su sitio y bien acabado. Entonces me dejas más tranquila, afirme yo. Seguro que está siguiendo la obra con el mismo entusiasmo que yo donde quiera que esté.
Hoy toca elegir el pavimento, difícil tarea la mía,
sobretodo porque cuando uno se hace la reforma para sí mismo cuesta un poquito
más...(Proyectar para otros parece que estamos más acostumbrados y lo veo claro
antes). Como la casa va a cambiar bastante en su uso, disfrute, incluso en
distribución por lo menos a través de los acabados quiero imprimirle un carácter
remember de lo que allí se vivió.
Existía un suelo de baldosa hidráulica a modo de cartabón rojo que quería
recuperar pero al intentar levantarlo se han roto muchas piezas por lo que no
me queda otra que sustituirlo muy a mi pesar. Lo cierto es que hoy en día hay
muchas versiones de lo vintage y he
encontrado una baldosas que van a
hacer su papel: recordarme al pasado, a mi abuela, y a lo que allí he vivido intensamente
con anterioridad.
Abuelita espero que
te guste!
seguro que queda ideal! ánimo! en casa de mis abuelos, (mi actual casa) no se pudo salvar el pavimento, aunque no era tan bonito, me chiflan los nuevos usos de los espacios, las casas con historia, en mi caso, parecía que la casa de mis abuelos estaba predestinada para mí y para M, sin prisa, vamos dándole personalidad, y la esencia permanece, hay historia en esas paredes, en la de tu abuela seguro que también, verás qué satisfacción al estar allí una vez reformada! besos
ResponderEliminarsi Ampa, es una casa que hemos disfrutado mucho en vida de mi abuelita, toda la familia, todos mis primos y demás. Y ahora estamos en ello para que se quede chuli piruli y poder disfrutarla los findes, las vacaciones y los días de guardar...la casa está en un entorno ideal y sé que le vamos a sacar mucho partido!
ResponderEliminarSi este blog quiere, entre otras cosas, bucear en los recuerdos, esta historia ha conseguido revivir algunos de los míos...La misma maravillosa hidraulica cartabón rojo cubría el suelo de mis abuelos en Cartagena, justo encima del histórico cine Central. Todavía puedo ver a mi abuela pasando una fregona olorosa que convertía el rojo en granate y brillante, mientras el resto dormía la siesta del cocido de los sábados, casi la puedo oír, no pises... Gracias tía catorce.
ResponderEliminarEn principio quiere bucear por todos lados...pero sí los bonitos recuerdos son el origen de la Tía catorce...por lo que me alegro que te haya sacado una sonrisa recordando los tuyos y me encanta en en casa de tus abuelos existiera el mismo pavimento...también he vivido lo de el suelo recién fregado que resplandecía un rojo brillante!!!
EliminarMuchas gracias Yolanda por tu aportación