Me sorprende mucho como el ser
humano, desde que nace, aprende a base de repetir y errar, lo conocido
como método de prueba-error. ¿No sería
más conveniente decir; investiga, estúdialo bien, actúa con el corazón y
estarás más cerca de acertar?. Y digo más
cerca porque eso no significa que se asegure el éxito pleno pero pienso que
puedes tener más probabilidades que dándote coscorrones en la cabeza, errando
sin cesar. Sin ir más lejos el otro día creo que pude comprobar mi teoría. Mi
cuñada Natalia está haciendo un huerto. El huerto de su padre. Ha sido su forma
de continuar con su tradición y supongo sentir que algo queda de él por aquí. Pues
bien, quiero testificar que el huerto va a ser todo un éxito, ojalá. Primero
porque ha estudiado cómo hacerlo bien desde el principio, con lo que entiendo que se han eliminado
varias pruebas con sus consecuentes errores y segundo porque le está poniendo
tanto amor que tiene que salir bien. Y es que el modo de hacer las cosas
influye en el resultado. Estoy convencida. Seguro que no os sonará a chino lo de:
¡Qué rica está la tortilla! Y justo
después escuchar “es que está hecha con
mucho cariño”. Así es. Lo hecho con amor parece que sale mejor, aunque no
nos engañemos que para hacer una buena tortilla hay que tener además de una
cierta habilidad previa, una sartén que sea la adecuada y no se pegue, de lo
contrario puede salir un verdadero churro.
Ella, que parecía estar ajena al
mundo agrícola, está de lleno y con mucho mimo en el mundo rural. Sus tomates
no pueden tener mejor trato. La hallé quitando las malas hierbas que salen
junto a sus preciadas matitas como si estuviera
limpiado la carita de un bebé. Junto a su inseparable compañero han trabajado
duro para conseguir que éstas emergieran desde la tierra. Antes han tenido que
labrar, abonar la zona de siembra, hacer los caballones, echar el germen para
que luego dé los frutos, regar con frecuencia y sobre todo le han puesto infinidad
de pasión. Muchos días en proceso. Ya
tienen flores-murmuraba ella con entusiasmo.
Yo me visualizaba comiéndome ese apetitoso manjar mientras se las mostraba a Mr
Trastito que las miraba con recelo. Este verano
saldrán tomates de ahí- le explicó
la tita a su ahijado. Deseosa estoy de que el niño vaya con una cesta a recoger
las verduras del pequeño huerto, el huerto del abuelito que con muy buena aficción
Natalia está sacando a flote de nuevo.
Ahora toca esperar que el tiempo sea el idóneo y la suerte la acompañe para en breve poder catar
semejante exquisitez y poner la guinda con un vino que esté a la altura. Así sea.
Pd: Quedáis invitados a la primera
recolecta con su posterior degustación, con el permiso de mi cuñada por
supuesto.