7 de enero de 2014

la tía catorce

En homenaje a mi abuelo materno;
Al que pude disfrutar poco tiempo y del que apenas tengo vagos recuerdos, recuerdos creados más bien por lo que me han contado que por lo que recuerdo haber vivido con él.

 

Dicen de mi abuelo que tenía un “piquito de oro”. Mi abuelo era cartero, si sí, cartero, profesión tan romántica y a la vez ya casi perdida por la era tecnológica, por lo que conocía a mucha gente y era popularmente conocido.
Mi abuelo era un hombre entrañable y dicharachero que utilizaba un amplio y  particular vocabulario, un vocabulario aprendido a base de leer y releer. Leía tanto que los personajes de las novelas que más les gustaban los asociaba a sus amigos y conocidos hasta el punto de rebautizarlos para siempre. Tanto es así, que solo recuerdo a gente de oídas, amigos de él, por el personaje al que le atribuía y no por su nombre verdadero.
Pues bien, siempre he oído hablar de “la tía catorce” hasta ahí todo normal, pero lo que no me parecía normal era que a quien mi abuelo llamaba “la tía catorce” era un hombre, eso ya me cuadraba menos y  parece más obvio asociar ese nombre a un personaje de mujer.
Todos estos recuerdos de la infancia permanecen guardados en un lejano rincón de nuestras memorias y un día no sabes por qué, buscando un nombre que tenga que ver contigo  y te defina dentro de esta extensión de terreno infinito que es la red, va y surge como por arte de magia, este recuerdo tan bonito e inspirador de lo que quiero que sea este miniespacio, un lugar donde cabe todo y donde todos son bien recibidos.