Ayer fue
mi cumpleaños, cifra redonda por cierto. Hoy estoy un tanto emocionada, recordar
el día de ayer leyendo todas las felicitaciones me ha hecho pasar un rato bueno
aderezado con las risas y primeras sílabas de mi pequeño. Esto de ir cumpliendo
años te va dando una perspectiva que antes era impensable y máxime cuando tu
vida da un giro no sólo en lo personal sino en lo laboral, nada que no sea
superado con cariño, amor y nuevas energías para vivir lo nuevo.
Este año se han
cerrado muchas puertas pero espero ir abriendo grandes ventanas (de pensarlo me
recorren mariposillas por el estómago, parecidas a cuando empiezas a pelar la
pava o el bebé comienza a dar pataditas en tu pancita).Espero que este
sentimiento que me recorre no me abandone y me ayude a seguir navegando en este
mar de pirañas y tiburones a modo de dulce sirenita.
A toda esta sensación que me embriaga he de añadir que
haciendo un repaso de los premios Goya y ver que la peli que ha ganado cuenta
una preciosa historia de un profesor de inglés, creo que es el momento de dejarse de tonterías y
escuchar las historias que nos ofrecen los mayores y no tan mayores, estos
grandes sabios de los que podemos aprender mucho, mucho más que estudiando
horas y horas. Todos tenemos, al menos, una historia bonita que contar y si nos
pusiéramos una tarde a contar historias no acabaríamos nunca. Por lo que invito
a que se cuenten historias, nuestras historias, de las que ya no están, de las
que están por venir y todo nos irá mejor!!!
Un día contaré una preciosa historia de mi abuelita, de la
que orgullosamente comparto nombre y que en este balcón hemos pasado grandes momentos y nos ha contado numerosas y preciosas historias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario