Ver mi taza impresa en el periódico aquella mañana festiva de primero de Mayo junto con fabulosos diseños y junto a la taza de mi chico, que a mi criterio era la mejor, fue una auténtica pasada, me puse a saltar de alegría como cuando era niña!!! Y si no podía tener más emoción el asunto, toma dos tazas, porque mi chico que sí se dedica a esto también estaba seleccionado con su trabajo y aparecía impresa al lado de la mía. Doble emoción. Doble ilusión. Doble posibilidad. Doble sensación de haber hecho un buen trabajo. Doble de todo. No gané, no ganamos pero estaba claro que no iba a ser llegar y besar el santo. Compartir esta experiencia ha sido algo extraordinario e inesperado.
Mi taza es Café&Cía y la de mi chico Punto de vista
Tras una veintena de días esperando llegó el ansiado día 23M
donde se descubriría el fallo del jurado y disfrutamos de lo lindo con la
gran fiesta de clausura que Rendibú14 había organizado. La campaña donde se anunciaba y se invitaba a participar
en varias categorías estaba dedicada a
la belleza del pelo y por tanto la invitación no podía ser otra cosa que un
pequeño peine como de concha
de carey de los de toda la vida
que ahora hace las delicias de mi pequeño. Una campaña brillante que merecía un
cierre a la par de brillante, divertido y sorprendente.
El espacio del anexo al auditorio Victor Villegas decorado para la ocasión, con luces
de colores, osos, pantallas con audiovisuales, una bola de cristales y lo más
novedoso la rendibarbería que te acogía nada más entrar para acicalarte ”los
pelos”. Había mucha cola y expectación y
como sabía que iba de pelos yo me peiné en casa con una trenza lateral rematada
por una florecilla rosa a lo DIY. Vi a muchos subidos en los sillones dejándose
hacer monerías. Felicito a la organización por semejante acierto.
Conforme los invitados iban llegando nos reencontrábamos con muchos amigos y conocidos, la gente ataviada con distintas vestimentas, con la alegría de llegar a la fiesta, los nominados con el gusanillo en el estómago, las chicas con los labios bien rojos, los chicos con sus barbas bien “descuidadas”, los taconazos y las deportivas convivían perfectamente, al igual que las gafas de pasta y las camisas hawaianas, las flores con el más estricto negro, los estampados con las camisas de rayas y las americanas. Pero lo que no podía faltar eran las ganas de bailar y pasarlo bomba, no sin antes tomar un bocado delicioso. Una caja de cartón con un diseño geométrico escondía el secreto mejor guardado de la noche, el menú degustación de Perú: de primero un riquísimo cebiche peruano, de segundo ensalada de quinoa, de tercero causa limeña, cuarto adobo arequipeño y para terminar unos alfajoritos de toffe con forma del oso rendibú. Todo regado con cerveza fresquita servida en vasos negros con el logo. Por suerte, en mi trozo de suelo donde tuve el placer de disfrutar de estos manjares me acompañaba mi cuñada que nos iba contando los platos uno a uno (ella ha estado en Perú y nos comentaba las similitudes con lo que había degustado por allí). Ella se sintió como en casa y le gustó que fuera así. Ya con el estómago contento un sonido rotundo de timbales y de llamada con un cuerno y caretas de enmascarados tribales hizo que los cuerpos fueran preparándose para el guateque posterior. La gente se movía como pez en el agua, saludando, riendo, fuera para fumar un pitillo se hacían grupos y conversaciones, dentro de la sala comenzaba la entrega de premios. He de decir que en ese momento una mariposilla me recorrió por dentro. Se despejaron las dudas y como no, dieron el premio del que tanto habíamos esperado, no hubo suerte por nuestra parte pero nos alegramos mucho por el merecido ganador, un amigo del que su taza-loro enamoró a todos.
Aún con la emoción en el cuerpo se subieron unos franceses
al escenario y en la pista de baile la muchedumbre desatada agitaba los brazos.
Subidón subidón!! Luego fue el turno para un popurrí de músicos murcianos que
hicieron de las suyas a base de temazos remember poniendo en pie hasta el más
remoto viandante de la sala y alrededores. Ya bien entrada la madrugada la fiesta
terminó. El dolor de pies anunció que era la hora de retirarse. En casa nos
esperaba nuestro mejor y más preciado premio, nuestro pequeño rubito de ojos
oscuros y risueños.
Quiero dar mi más sincera enhorabuena a la magnífica organización
de este festival de Arte, a su exquisita puesta en escena y a su remate final ¡menudo fiestón¡. Ahora nos toca esperar dos
años para la siguiente edición.
Si queréis ver fotos de la fiesta aquí hay un buen resumen
|