Siempre que llega Diciembre, último
mes del año, por una extraña razón, la cabeza gira haciendo su particular
balance anual. Este año me propuse no hacerlo, ha sido demasiado desdichado, pero
la razón va a la suya y cada día me
repite palabras, frases, me recuerda imágenes impactantes, situaciones
indescriptibles vividas estos meses…y he decidido darle una oportunidad para
saciar ese desasosiego y quizás así calmar esa sensación. Por lo mismo, temía
la llegada de la Navidad, época que se tiene por familiar y alegre. Por todo lo sucedido ni me planteaba hacer nada
especial, pero también voy a darle una oportunidad, ¡Claro que sí!. Hay un pequeño en mi interior terminándose de
gestar y otro en mi exterior revoloteando y pintando de verde por donde pasa, a
veces literalmente con un rotulador. Ellos merecen una bonita Navidad, un final
de año diferente. Por ellos hay que estar contenta y dar las gracias por todo continuamente.
Papá, esa persona que hace millones de cosas a la vez, también necesita un
merecido descanso y desconexión. Ha sido un año demasiado sobrecogedor y tenso.
¡Me duele mucho recordarlo!. Ahora necesitamos borrar algunos recuerdos y transformarlos
en algo distinto, cosas bonitas, luces de colores, nubes esponjosas, una ola
rompiendo en la orilla del mar, quizás en pajaritos saltando sobre la hierba o simplemente
comer turrón de chocolate hasta quedar totalmente saciados y satisfechos. Mario
cuando ve un avión por el cielo dice:“mira
va a visitar al abuelito” a los abuelitos le rectificamos nosotros. Así
quiero pensar yo con la ingenuidad e inocencia de un niño. Camuflar los hechos con
simulaciones preciosas como esbozadas con dibujos simplones y con colores
extravagantes o pasteles, me da igual. Lo que sea por hacer sentirnos mejor y
poder emitir más sonrisas que lágrimas, jejeje.
No
podemos veros pero sabemos que estáis ahí… Nosotros,aquí, vamos a seguir realizando
las tradiciones de la familia como siempre, como si todo siguiera igual y que sirva
de emotivo homenaje. Repetiremos la suculenta “pata al horno” con la receta de
Don Manolo. Os enviaremos un trocito hacía el cielo para que la probéis a ver
si sigue teniendo ese delicioso sabor inconfundible. Me apetece mucho aunque
tenga que sobreponerme a ello, no voy a mentir. Se percibe una mágica ayuda, no obstante. ¡Qué os aproveche
tanto como a nosotros!
Papi
al menos no estás solo y pasaréis estos días juntos los dos abuelitos, estoy
convencida. Tomaros una copita de un excelente vino a nuestra salud y reíros mucho
contemplando en la lejanía las fechorías y las conversaciones que tiene vuestro
nietecico precioso. Pronto llegará el
segundo, qué pena que ya no podáis conocerlo, pero seguro que llega con dos
ángeles debajo del brazo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario