Unos meses esperando este momento. Toda la semana cuadrando y organizando y por fín llega el ansiado Viernes, un día de nervios, carreras para dejarlo todo listo, mucho rimmel en las pestañas y salir en coche hacia nuestro destino favorito. El camino sin apenas obstáculos, la música calentando nuestros espíritus, el mar dejándose ver a trocitos, el sol cayendo en la tarde, los vástagos edificios altos desprendiendo un reflejo dorado….ya llegamos…es noche de difuntos…el mar nos recibe plateado, una sonrisa nos atiende, unas frías cervezas nos aguardan…
Y es que este finde pasado volvieron las patillas y los
labios Carmín, rojos muy rojos. Y es que
hicimos una escapada al mismísimo Benidorm pues se celebraba como todos los
años el festival de música Funtastic del cual somos ya como de la casa. No es
un festival cualquiera. Es el festival. Esta IX edición batió su record de
rapidez en la venta de entradas allá por el mes de junio y es que la ocasión
merece siempre mucho la pena. Una combinación de sentimientos enfrentados tenía
este año pues Guli Guli no nos acompañó.
Él lo pasó bien, nosotros mucho mejor!
El rock&roll es la clave del éxito. Todo lo que gira
alrededor de él es tan entrañable y adorable que me pierdo pensando y
visualizando todo lo que allí viví. Lo primero resaltar que, aunque parezca paradójico
Benidorm tiene muchas “cosas buenas” y que
a nosotros nos fascinan. Adentrarnos una vez al año en las apuestas de carreras
de perros tomando curry y pintas a buen precio, ir en taxi entre rascacielos a
modo newyorkino, ver una actuación de los mejores imitadores del rey del pop,
mezclarnos con los wiris en la zona wiri, pasear por la playa en noviembre y parecer
que es verano, encontrarnos con gente graciosa conocida y por conocer…son
algunas de las cosas que no podemos hacer en otro sitio y hacen a nuestra estancia
más singular. Cada año
me repito, tengo la sensación de haber cogido un avión pero sin hacerlo.
La primera noche, agitados de emoción recorrimos y
reconocimos cada uno de los rincones de la mítica discoteca ku, un ovni
camuflado por el paso del tiempo. Era 31 de Octubre. Noche de zombies hawaianos,
José Luis López Vázquez en su cabina roja, una nazareno morado desubicado,un
calamar vivito y coleando, una superabuela gigante y con andador hinchable, muchos
draculines, caras palidas, sangre, heridas, cuchillos clavados, tupés,
patillas, tatuajes, camisas de chorreras, pitillos, gorritos Fez, vamos una
mezcla variopinta casada a la perfección, (el listado de disfraces es demasiado
amplia como para mencionarlos a todos)...Muchos iban disfrazados, otros es que
son así, un ambiente chocante y genial. Muchas son las crónicas acerca de la
música, yo no la voy a hacer primero porque no sé y segundo porque no es mi
cometido, pero lo que sí sé es que nos hicieron menear el esqueleto a base de
ritmazos cañeros y apoteósico sonido estridente en determinadas ocasiones. Aún
sufro las consecuencias de tanto movimiento.
Hasta el año que viene, que miedito me da, es el X
aniversario. Ya hasta han diseñado un cartel. Especial mención para el
diseñador de la cartelería, flyer, señalética etc son una verdadera joya de
deleite, como veis todo es un gozo…¡Que nos
quiten lo bailao!, nunca mejor dicho…
PD: Confesiones de última hora: En otra vida me gustaría tener un grupo que se llamase Shinto&Marcelino
y que tocase en ese delicius escenario del ovni marcado por una gran viga en celosía.
Y es que este nombre surge precisamente aquí un día en el que decidimos entrar
en aquel extravagante establecimiento lleno de televisores. Se nos ocurrió
apostar y contando con la suerte del principiante tuvimos la suerte de apostar
dos veces seguidas al perro ganador, por lo que nos llevamos una ligera suma
que agradecimos rápidamente. Los perros se llamaban así.
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