Hay días en que reírse, aunque sea de sí misma y recordando
grandes momentos del pasado, es muy necesario. Hoy es uno de esos días.
Aprovechando que estos días se vive el carnaval me viene a la cabeza una imagen
de un disfraz, aquel disfraz de aquella fiesta pre-Nochevieja tan mítica y tan
divertida, aquello fue algo antológico; 50 personas alquilamos un albergue
entero unos días y se montó una bastante apoteósica, seguro que si alguno de
esos 50 leen esto se les escapará una espléndida sonrisa recordándolo o eso espero.
Mi disfraz era de la pintora mejicana Frida Kahlo, pero lo siento y que me perdonen, faltaba lo más importante y que caracterizaba a dicho personaje, sus
espesas y cerradas cejas que se
convertían en una sola y su ligero bigotito, pero en ese momento me negué a ir
de fea más que fea.
Qué casualidades y
coincidencias ocurren a veces entre las personas con las que nos rodeamos. Si
analizásemos de vez en cuando donde hemos estado en el pasado, donde hemos viajado, qué hemos
hecho, nos daríamos cuenta de que ya
antes estábamos unidos sin saberlo.
Y como dice la
canción…que la vida es un carnaval y las
penas se van cantando, oh oh oh oh…
¡Voy a cantar y a
reír para que el día vaya a mejor!
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